Las cosas siguen cambiando en el mundo del destape y el sexo explícito. Además de la creatividad que imprimen los actores a sus escenas, los patrones para las “protagonistas” de películas pornos cada vez más giran su mirada a las mujeres latinas.
Son muchos los nombres con acento latinoamericano que siguen ascendiendo en la industria XXX. Actrices, actores, productores y hasta dueños de estudios de filmación son parte del 25% de la nómina latina que reina en la creación de material audiovisual para adultos.
Las razones, según sus propias estrellas, tienen que ver principalmente con el rendimiento económico que facilita el trabajo pornográfico o posar frente a una cámara sin nada de ropa para una revista. Muchas de las chicas que hoy lideran el favoritismo de los consumidores llegaron a Estados Unidos con sueños y ansiosas de obtener ganancias para ayudar a sus familiares, encontrando en el rol de actrices pornos el camino “más estable” para materializarlo.
A pesar de que la lista de anécdotas es larga, varias de ellas confiesan hacerlo por “la necesidad de vivir en un país que no es el tuyo, pero que buscas progresar de alguna manera”. Otras, sin pudor alguno, aseveran hacerlo por que les gusta.
Sin embargo, ante un trabajo tan regulado y el constante señalamiento de grupos conservadores y, en varios casos el rechazo de los familiares, las actrices pornos latinas continúan aprovechando el “boom” que han creado los consumidores hacia las nacidas en países del trópico.