La búsqueda en internet de excentricidades vinculadas a la industria del sexo proporciona material, cuanto menos, peculiar. La crisis está impulsando un nuevo negocio inmobiliario, que consiste en ofrecer relaciones a cambio de un techo en el que vivir, aunque el trueque sexual por el arrendamiento de una habitación cobra más fuerza a la inversa. Así, es frecuente encontrar cada vez en más portales anuncios insertados por "caseros" dispuestos a tener inquilinos "con derecho a roce" o incluso parejas que aspiran a "animar su matrimonio". Las visitas se cuentan por miles y el fenómeno no entiende de puntos geográficos.
Como prueba de ello, basta con introducir en un buscador alojamiento por sexo para acceder a un amplio listado de clasificados, con más de 400.000 resultados diferentes.
La oferta es variada, pero exige, en la mayoría de los casos, cumplir unos requisitos físicos concretos y adjuntar, además, una foto: "Cambio habitación por sexo en Málaga. Soy un chico de 27 años que vive solo y busco una chica de edad similar para compañía. Interesadas, mandar fotos y contactar para pactar la frecuencia", recoge uno de los anuncios, que suelen fijar como norma que el candidato sea joven.
Las propuestas de otros ofertantes resultan aún más selectivas: "Chico español, educado, limpio y trabajador ofrece una habitación en Marbella a cambio de sexo con una chica que esté sana. Pido pruebas de VIH", reza su mensaje.
El perfil de aquellos que se interesan por este tipo de anuncios responde, por lo general, al de personas que ven en el alojamiento gratuito una forma de soslayar la crisis, aunque la necesidad sexual, a veces, también es protagonista.
Los gastos del piso van incluidos en el "contrato", que en algunos casos incluye una ayuda económica al inquilino: "Cedo habitación con baño y todos los servicios a joven hasta 35 años a cambio de sexo. Además de compartir el resto del piso, ofrezco aportación para gastos. Pido foto".