El sexo telefónico es un tipo de sexo virtual consistente en conversaciones eróticas entre dos o más personas a través del teléfono. Aunque no es requisito indispensable, a menudo los interlocutores, o alguno de ellos, acompaña el acto con la masturbación. Los límites a esta práctica solo los ponen quienes la practican, pudiendo formar parte de la experiencia órdenes sexuales, narraciones eróticas, confesiones y anécdotas de índole sexual, discusión de temas sensuales o personales, o reduciéndose simplemente a jadeos, gemidos u otros ruidos sexuales mientras los participantes se masturban.
En función de sus participantes, el sexo telefónico se puede clasificar básicamente en dos ramas: como servicio de pago o como relación esporádica o de pareja. En el primer caso, uno de los participantes llama a un servicio de teléfono erótico como cliente, donde es atendido por uno o varios trabajadores. En el segundo caso, las personas participantes aceptan voluntariamente la relación por teléfono. Esta relación puede ser mantenida por una pareja o bien por desconocidos que hayan intercambiado los números de teléfono a través de algún otro medio, como Internet o mensajes SMS.
Con la llegada de la telefonía móvil, nuevas variaciones de sexo telefónico han surgido. Una de ellas es el intercambio de mensajes de texto o multimedia, sin necesidad de mantener una llamada telefónica. Sexo telefónico como negocio Coloquialmente conocidas como líneas eróticas o teléfonos eróticos, suelen ser servicios ofrecidos por empresas que cobran a cambio del tiempo que sus trabajadores dedican al cliente. Aunque es habitual que el sexo telefónico tenga como destinatario otra persona, en este caso el empleado, también existen teléfonos con grabaciones, bien de narraciones de relatos eróticos o bien de parejas manteniendo sexo.
El trabajador Un operador de línea erótica es un trabajador sexual y un actor erótico. Entre los atributos más preciados en un profesional del sexo telefónico se encuentran la voz, la capacidad de actuación y la soltura a la hora de interpretar diferentes papeles eróticos o sexuales, así como la experiencia.
La mayoría de los profesionales no se masturba mientras trabaja, sino que simulan estar haciéndolo o interpretan distintos papeles en función de lo que el cliente pida. En ocasiones, estas peticiones se mueven por temas tabú, poco aceptados o repudiados por la sociedad. El principal propósito del sexo comercial telefónico es el de proporcionar una ayuda a la masturbación del cliente, si bien en ocasiones su función va más allá y actúan como válvula de escape del cliente, que desea confesar sus sentimientos o sus inquietudes íntimas a una persona anónima y neutral. Dado que la inmensa mayoría de usuarios de este tipo de servicio suele ser de sexo masculino, gran parte de los trabajadores son, en consonancia, mujeres.