La historia de Paul Slane es la de un futbolista que perdió la cabeza después de que el Celtic de Glasgow prescindiera de sus servicios. Comenzó bebiendo para olvidar las penas, pero acabó olvidando las penas, las alegrías y hasta su propio nombre en una fiesta (antológica, por lo visto) que le dejó sin dinero. Entre prostitutas y alcohol se esfumaron las 10.000 libras que le había dado el Celtic como indemnización tras romper su contrato. La peor parte es que esas 10.000 libras estaban destinadas a que se operara de una grave lesión de cadera.
"El Celtic me pagó 10.000 libras por lo que quedaba de mi contrato y la mayor parte era para costear mi operación de cadera, pero me gasté la mitad de ella saliendo de noche. Mi estancia en Ámsterdam me costó una fortuna. Fui un completo estúpido. Me excedí totalmente. Me gasté un montón de dinero invitando a copas a mis amigos. También gasté bastante en prostitutas", confesó Paul Slane en Scottish Sun Tuesday.
Slane, un joven y habilidoso extremo escocés, destacó en las categorías inferiores del Motherwell y en 2010 fichó por el Celtic de Glasgow. Sin embargo, las lesiones le impidieron tener continuidad durante los tres años que estuvo allí y el pasado mes de enero el conjunto escocés se cansó de esperarle, rescindió su contrato y le indemnizó con 10.000 libras. Slane iba a destinar ese dinero a operarse para recuperarse de su lesión, pero antes decidió tomarse unas mini vacaciones con sus amigos. La situación se le escapó de las manos.
"Pensé en pasar un buen rato. Cuando miro atrás no tengo ni idea de lo que estaba haciendo ni por qué. Me volví un poco loco. Fue demasiado lejos. Estaba viviendo en una burbuja", agrega el futbolista, quien por error publicó en su perfil personal de Facebook imágenes suyas desnudo, borracho y rodeado de prostitutas. En un principio, Slane negó que fuera él quien aparecía en las fotografías y aseguró que se trataba de una broma de sus amigos, pero más tarde se vio obligado a confesar. "Mentí sobre estar con ellos porque me daba vergüenza. Estaba preocupado por como iba a reaccionar mi gente", lamenta.
Una vez pasado el temporal, Paul Slane no encuentra explicación a lo sucedido. "Me siento culpable por todo esto ahora y lo que le hice a mi madre, mi padre y al resto de mi familia", afirmó claramente arrepentido. El escocés se encuentra ahora sin equipo, sin dinero, y con una lesión de cadera que le impide jugar a fútbol. Su objetivo ahora es ahorrar lo suficiente para poder operarse y volver a los terrenos de juego.