El Barcelona de Vilanova necesitó un cuarto de hora escaso para igualar el récord de 100 puntos en una Liga que fue conquistado ahora hace un año por el Real Madrid de Mourinho. El triunfo por 4-1 sirvió también para que el conjunto barcelonista batiera su récord de goles en una Liga, que estaba en 114 y quedó en 115 y para superar el récord de puntos, que tenía el conjunto de Guardiola de hace dos campañas en 99.
Barcelona: Pinto; Montoya, Piqué (Abidal, min.75), Mascherano, Jordi Alba, Sergio Busquets, Xavi, Iniesta (Thiago, min.55), Pedro, Cesc y Villa (Alexis, min.78).
Málaga: Willy; Gamez, Weligton, Lugano, Eliseu, Toulalan, Camacho, Joaquín (Seba, min.71), Isco (Saviola, min.79), Baptista y Santa Cruz (Morales, min.46).
Goles: 1-0: Villa, min.3. 2-0: Fàbregas, min.14. 3-0: Montoya, min.16. 4-0: Iniesta, min.52. 4-1: Morales, min.58.
Árbitro: Ayza Gámez (Comité Valenciano). Sin amonestaciones.
A pesar de ser un partido de elevada carga emocional y de muy poca competitiva, el Barça nunca sesteó. Salió el conjunto barcelonista a por el partido desde el inicio ofreciendo una de sus mejores versiones y sin dar opción alguna a un Málaga que, especialmente en los primeros minutos, dio la sensación absolutamente opuesta. La de haber empezado las vacaciones antes de tiempo. Cuando se vieron en peligro de llevarse una goleada histórica, se pusieron las pilas. Pero para entonces ya no podían disputar el partido.
Que el Barça quería ir a por el récord quedó clarísimo desde la alineación confeccionada por Vilanova, que siguió sin dar bola a los jóvenes y mantuvo su confianza en los jugadores más veteranos. Con una excepción. Valdés, que el día anterior había explicado que no descartaba seguir un año más en el Barcelona, se quedó en el banquillo mientras que fue Pinto el portero titular.
El partido se acabó casi antes de empezar cuando Villa aprovechó una gran jugada de Pedro para marcar un gol que, a falta de confirmación oficial, también tuvo el sabor amargo de las despedidas.
El tanto del Guaje le puso el turbo a un Barcelona que tras dar preocupantes síntomas de cansancio hace un mes cuando se enfrentó al Bayern, dio la sensación de haber recuperado el tono. La pelota le duraba al Málaga menos que un caramelo en la puerta de un colegio y el tornado cristalizó con un enorme gol de Fàbregas en una jugada que remitía al gran capitán del Arsenal. Un señor golazo que se vio respondido dos minutos después por uno no menos espectacular de Martín Montoya. Minuto 15 y 3-0, récord cumplido.
Ante el serio peligro de paliza indigna, emergió Baptista como salvavidas del Málaga. El brasileño fue el salvavidas al que se asieron sus compañeros en medio del naufragio. Fue el primero en dar pausa al juego de los suyos, aguantó la pelota, intimidó en ataque probando carreras y dio oxígeno a su equipo.
Con el pescado ya vendido, el único interés de la obra estaba en ver el momento en el que ingresaba en el terreno de juego Eric Abidal. Iniesta, con otro golazo decomunal entretuvo la espera del respetable, mientras que con la entrada de Morales, el Málaga ofrecía otra cara.
La entrada de Abidal fue el gran momento de la noche y el símbolo de todo lo que ha tenido que superar este equipo para completar la mejor Liga de su historia. No obstante, los acontecimientos de los últimos días hicieron que el temporadón de los culés tenga el aroma a un cambio de época dentro de la misma entidad. Ni mejor ni peor, otra que alzará el telón mañana lunes cuando aterrice Neymar en la ciudad. Los 100 puntos son para la historia. Neymar, para el futuro.